jueves, 14 de julio de 2011

De repente...

Y de repente me preguntas por qué, por qué te odio, después de haberme evitado, de haberte reído de mi, de haberme llamado cría, de haberme insultado, de haberme ilusionado, y además de hacerme sufrir, y te pavoneas estando con la otra delante mío, pero veo tus celos cuando hablo con otro. Hoy ya no me importas, ¡que te den, guapo!

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